jueves, 16 de julio de 2009
El síntoma más común son los vómitos frecuentes y en gran cantidad. Aparte de eso, se puede notar que el bebé llora aparentemente sin motivo y con persistencia, se muestra irritable, tiene dificultad para dormir, tose con frecuencia, da arcadas, y se niegue a comer. Consecuentemente, el bebé no gana o pierde peso, no crece, o puede, en casos más crónicos, tener una inflación en el esófago, e incluso llegar a tener una úlcera.
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